NORMAS BÁSICAS DEL
BUEN INTERNAUTA
No son las redes sociales las que están acabando con la ortografía
ni la gramática. Tampoco son la web ni la TV los que saturan los medios con mensajes insustanciales o divulgan información falsa, obviamente, somos
nosotros.
Si aplicamos buen criterio al
intercambiar contenidos bien elaborados nuestra comunicación no sólo será
eficiente y efectiva, sino que aportará valor al interlocutor.
Debemos evaluar si cada mensaje que emitimos aporta
conocimientos o información válida
a nuestros destinatarios. Es agradable compartir imágenes o videos divertidos,
pero hay que dosificarlos para no quitar demasiado tiempo al receptor y éste acabe
por no tomarnos en cuenta.
La información es un grupo de datos con significado que
permite organizar acciones o toma de decisiones para la vida cotidiana, sin
embargo, hemos convertido los medios informáticos en receptáculos de contenidos
sin significado, inconexos y con escaso valor. Estamos intercambiando tal
cantidad de datos que muchas veces obstruyen el flujo de información.
Al utilizar las redes sociales, el buen internauta debe contemplar las
siguientes consideraciones.
AL EMITIR UN MENSAJE (EL HABLANTE)
·
Si no se domina el tema o no se tiene suficientes
elementos para emitir conceptos, hay que documentarse y la manera más práctica sería
consultar, vía web, en páginas oficiales, acreditadas o de buena reputación.
·
Si el mensaje
es retransmitido, aunque sea supuestamente de fuente confiable,
o
Consultar varias fuentes para validarlo.
§
Comentarlo con los más allegados que puedan
haber recibido algo parecido, antes de retransmitirlo a gran cantidad de
personas ya que puede tratarse de noticias falsas (“bulo”) para distorsionar la
realidad.
§
Evitar en los chats al usuario (“trol”) que
publica ofensas o mentiras para manipular emociones o voluntades.
§
Identificar medios que se utilizan para generar
una matriz de opinión sesgada de acuerdo con determinados intereses.
·
Ya sea propio o retransmitido, si no se puede
verificar la veracidad del texto, el emisor debe comentar que, aunque no se ha
validado la fuente, cree conveniente investigar al respecto.
·
Seleccionar adecuadamente el medio para
transmitir contenido.
o
El “chat” es un intercambio de mensajes cortos, una conversación entre dos o varias personas. Si el
texto, por ejemplo, a través de WhatsApp, es muy extenso suele pasar
desapercibido por falta de interés y/o de tiempo, rompiendo la comunicación.
·
Cuidar la privacidad de los que participan del flujo
de mensajes.
o
Si se trata del reenvió de emails, eliminar los
correos de los destinatarios anteriores ya que esto se presta al robo de
direcciones electrónicas.
·
Utilizar lo mejor posible el idioma para evitar
malentendidos y no dar mala impresión al interlocutor. Algunas reglas que se
suelen ignorar son las siguientes:
o
Los signos de exclamación, en castellano, son
dos “¡” para abrir y “!” para cerrar.
o
Los signos de interrogación, en castellano, son
dos “¿” para abrir y “?” para cerrar.
o
Las oraciones deben comenzar con mayúscula, así
como los nombres propios.
o
Se debe utilizar “Qué”, “Cómo”, “Cuál”, “Dónde”,
“Quién” al expresar interrogaciones.
o
No omitir las “s” en palabras como “vamos”,
“entonces” y muchas otras.
o
No omitir las “h” en palabras como “hueco”,
“hielo” y muchas otras.
o
No omitir la tilde en palabras como “pájaros” o
en el tiempo pasado de los verbos.
o
Usar las comas puede evitar confusiones. Por ejemplo,
es distinto decir “No tengo hambre” a decir “No, tengo hambre”.
AL RECIBIR UN MENSAJE (EL OYENTE)
·
Aplicar la escucha activa implica, por ejemplo,
responder todo lo que se pregunta o, al menos, notificar que se ha tomado en
cuenta el texto completo. Es una falta de consideración dejar cabos sueltos en
la comunicación, es
como dejar al interlocutor con la palabra en la boca. Debemos, por cortesía,
notificar al otro que hemos leído y considerado sus preguntas, aunque no se tengan
las respuestas.
·
Respeto y tolerancia ante opiniones ajenas.
Tanto el hablante como el oyente deben generar un ambiente cordial para disfrutar
un diálogo ameno y enriquecedor.
La calidad de nuestra comunicación merece un esfuerzo que cuesta poco, pero dice mucho.