miércoles, 26 de agosto de 2020
¿Qué hace diferente a “La Divina Imperfección”?
La principal diferencia es que los creadores de La Divina Imperfección, Rosa Candy y Manuel Musé comparten, con los asistentes al salón de belleza, la visión ecológica del encuentro con uno mismo a través de la Naturaleza. De allí que basen sus terapias y tratamientos en los elementos esenciales para la vida, como el agua.
Las bioterapias
para el cuidado de toda la piel son profesionalmente aplicadas, en La Divina Imperfección, con
productos de alta calidad, como el agua
biopolar. La Activación Biopolar™,
es un proceso original de “Secretos del
Agua™”, que ha logrado potenciar la grandeza y el misticismo de las
propiedades del agua en el sector de la cosmética.
Tomando ventaja de la firme cohesión entre las
moléculas de agua, sus habilidades de conducción eléctrica y acción disolvente,
“Secretos del Agua™”, ha creado
productos que facilitan el reordenamiento molecular de nuestras células, que
son los elementos vivos más pequeños de la Naturaleza.
El agua
biopolar consiste en sustancias
naturales sometidas a diminutas emisiones de luz (emisiones fotónicas)
diluidas en agua natural mineralizada, de montaña. Esta mezcla facilita la
comunicación armoniosa entre las células, las mantiene activas y saludables,
favoreciendo la funcionalidad de nuestros órganos.
Y un
órgano compuesto por un conjunto de células revitalizadas, mejora su
funcionamiento integral. En el caso de la piel, mejora su sedosidad,
suavidad, firmeza, color e hidratación, con lo cual nuestra belleza aflora por
si sola con un aspecto radiante y visiblemente hermoso.
De este modo el agua biopolar revitaliza nuestra piel.
Teniendo en cuenta que la vida no sería posible sin la existencia del agua y que nuestro organismo, en edad adulta, está compuesto en un 60% por el vital líquido, naturalmente es lógico dar preferencia a productos basados en sus propiedades.
“Si hay magia
en este planeta, está contenida en el agua”
Loran Eisely |
“Sobre la
superficie de una corriente rápida es imposible distinguir los reflejos, tanto próximos
como lejanos; aunque el agua no sea turbia, aunque la espuma no la cubra, la
constante oscilación de la corriente, el inquieto burbujear del agua hacen que
los reflejos sean deformes, imprecisos, incomprensibles” Alexander
Solzhenitsyn |