martes, 4 de septiembre de 2018

TARECK EL AISSAMI CAPTURADO POR LA DEA


JUANA RIVAS 5 AÑOS DE CARCEL POR PROTEGER A SUS HIJOS


20181002_TORRA ESTRAGULA A PEDRO SANCHEZ


RESUMEN DE LA GESTIÓN DE PEDRO SÁNCHEZ

En España, tener la flor en el "c..." es tener muy buena suerte

20180829_ESTILO DE GOBIERNO DE PEDRO SÁNCHEZ


LOS NO ELECTOS POR EL PUEBLO


SEMÁFORO IDEAL SEGÚN CARMENA


20180602_PEDRO SANCHEZ PRESIDENTE POR ACCIDENTE

En España, tener la flor en el "c..." es tener muy buena suerte


PAREJA REAL MODESTA vs PAREJA ANTIFACHA OSTENTOSA


CHALET DE PABLO IGLESIAS sobre cadaveres venezolanos










GRANDULLON PRESIDENT


Sr SI Sr PUJOL


viernes, 20 de julio de 2018

USO "PROGRESISTA" DEL DICCIONARIO DE LA LENGUA ESPAÑOLA


El idioma español es patrimonio de la humanidad y, como tal, hay que cuidarlo. Alrededor de 550 millones de personas lo hablan, es la lengua de más personas en el mundo después del inglés y el mandarín.

Los ciudadanos somos los encargados de cuidar nuestro idioma ya que la función de la RAE se circunscribe a plasmar el uso de las palabras en el diccionario de acuerdo con la aceptación de éstas, en la sociedad. De tal manera que, si los medios de comunicación nos acostumbran el oído a expresiones como “portavoza”, y no reclamamos, irán a parar al glosario oficial. Según la RAE, su uso es incorrecto porque se trata de un vocablo de género común y el sexo de quien ejerce la portavocía viene indicado por el articulo determinante que le precede, no en la terminación de la palabra.
Sin embargo, en nuestro repertorio oficial aparecen “diputada”, “presidenta”, “ministra” que infringen esta norma. Estos términos se incluyeron por su uso cotidiano. Según este razonamiento el diccionario se irá rellenando de todas las jergas que a la gente se le vaya ocurriendo, que generalmente al poco tiempo van quedando en desuso, ¿Será lógico? ¿En base a qué criterio se establece que una palabra tiene suficiente aceptación social como para incorporarla al vocabulario de la RAE? Los medios de comunicación en manos de radicales de izquierda pueden imponer, solapadamente, el uso de esos términos y acabar formando parte de nuestro léxico.


Hay más argumentos para desechar la feminización “salvaje” que se está intentando. Para referirnos a la persona que es capaz de realizar una acción, se utiliza el participio activo del verbo, por ejemplo, la persona capaz de “presidir” es el presidente; para referirnos al individuo que “ataca”, se dice “atacante”; el que canta, “cantante”. La terminación “nte” proviene de “ente” o “entidad”. La excepción para no usar el termino genérico es cuando, según el género, son palabras diferentes, como es el caso de “vaca” y “toro”; “caballo” y “yegua”; “pollo” y “gallina”.

Si existen reglas ortográficas y gramaticales será para cumplirlas ¿No?

Si la única condición para incorporar palabras al diccionario es que sean de uso común, entonces pronto tendremos en el glosario oficial, palabras que se suelen utilizar con un significado distorsionado. Ejemplo, sendas o sendos, se suele usar como sinónimo de “muy grande”, cosa que es errada; en lugar de “prejuicio” se dice “perjuicio”; en lugar de “recatada” hay quienes dicen “rescatada”; al referirse a “croquetas” muchos dicen “cocretas” ¿Son estas distorsiones dignas de pasar a nuestro léxico sólo porque son aceptadas en muchos hablantes del español?

La RAE dice que para introducir un elemento al diccionario es porque ha habido una alteración en el uso de los hablantes de la lengua española ¿Cuántos hablantes? ¿Personas de qué nivel de formación?

La “progresista” que utilizó “portavoza” en el congreso, argumentó que se trata de una forma de luchar por la igualdad de la mujer y que suena raro porque la RAE está formada mayoritariamente por hombres ¿Entonces habría que crear palabras como “fiscala”, “comerciala”, “representanta”, “actora”, “agenta”, “corresponsala” y otras por el estilo?

Cabe preguntarse, ¿Qué aporta crear vocablos? La mujer necesita mejoras salariales, defensa ante la violencia de género y otras reivindicaciones importantes en lugar de distraer recursos en la creación de palabras. Mucho más absurdo es lo que pretende la vicepresidente y ministro de igualdad al solicitar un informe que determine si la constitución está redactada en un lenguaje que refleja, por igual, la realidad de hombres y mujeres con miras a modificar su redacción por un lenguaje inclusivo.

Siendo justos, puede que miembros del colectivo LGBTI no se sientan identificados como “ciudadano” ni como “ciudadana”, por ello, habría entonces que inventar, por ejemplo, “ciudadabi” para referirnos a bisexuales y de forma similar otro término para las demás tendencias.

De modo que, para mencionar en cada artículo de la constitución, al “ciudadano”, no sólo hay que agregar “ciudadana”, sino un término especial para representar a los miembros de cada orientación sexual e identidad de género, con lo cual, el texto de nuestra carta magna sería aún más ilegible de lo que actualmente es.

Entonces, el panorama a futuro del idioma español no es nítido. Mientras la RAE relaja las normas, los medios de comunicación y los colegios utilizan a menudo lenguaje coloquial, las redes sociales se suelen utilizar sin cumplir las reglas ortográficas y gramaticales, por su parte, hay quienes no relajan la presión por distorsionar todo lo establecido. Incluso se organizan como, por ejemplo, el seminario de investigación en lenguas y lenguajes, creado hace cinco años, llamado Euraca, que propone el “asilvestramiento de lenguas y bocas” para romper con la autoridad lingüística.

Además, siendo estrictos, se ha invisibilizado al hombre, por siglos, a través del nombre de ciertas profesiones, que se han usado en femenino y que serían disonantes al masculinizarlas, como las siguientes:

Documentalisto, especialisto, economisto, dietisto, dentisto, analisto, comentaristo, estratego, recepcionisto, deportisto, atleto, futbolisto, beisbolisto, ajedrecisto, voleibolisto, piragüisto, basquetbolisto, surfisto, tenisto, gimnasto, karateko, alpinisto, motociclisto, ciclisto, esgrimisto, golfisto y un amplio etc.

Si no cuidamos nuestro idioma acabaremos diciendo o escribiendo textos como este:
“Esta mañana la chofera llevó a mi hijo al colegio, pero no pudo entrar. Las estudiantas tenían bloqueado el acceso porque vieron un video hecho por unos documentalistos, basados en especialistos del comportamiento que argumentaban que la educación actual las induce a estudiar carreras machistos. Algunas quieren ser delineantas, detectivas, corresponsalas, mientras a los chicos los orientan a ser economistos, dentistos o dietistos”.

@ILONKADAS 20/07/2018


viernes, 6 de julio de 2018

NORMAS BÁSICAS DEL BUEN INTERNAUTA



NORMAS BÁSICAS DEL BUEN INTERNAUTA

No son las redes sociales las que están acabando con la ortografía ni la gramática. Tampoco son la web ni la TV los que saturan los medios con mensajes insustanciales o divulgan información falsa, obviamente, somos nosotros.
Si aplicamos buen criterio al intercambiar contenidos bien elaborados nuestra comunicación no sólo será eficiente y efectiva, sino que aportará valor al interlocutor.
Debemos evaluar si cada mensaje que emitimos aporta conocimientos o información válida a nuestros destinatarios. Es agradable compartir imágenes o videos divertidos, pero hay que dosificarlos para no quitar demasiado tiempo al receptor y éste acabe por no tomarnos en cuenta.
La información es un grupo de datos con significado que permite organizar acciones o toma de decisiones para la vida cotidiana, sin embargo, hemos convertido los medios informáticos en receptáculos de contenidos sin significado, inconexos y con escaso valor. Estamos intercambiando tal cantidad de datos que muchas veces obstruyen el flujo de información.
Al utilizar las redes sociales, el buen internauta debe contemplar las siguientes consideraciones.
AL EMITIR UN MENSAJE (EL HABLANTE)
·         Si no se domina el tema o no se tiene suficientes elementos para emitir conceptos, hay que documentarse y la manera más práctica sería consultar, vía web, en páginas oficiales, acreditadas o de buena reputación.
·         Si el mensaje es retransmitido, aunque sea supuestamente de fuente confiable,
o   Consultar varias fuentes para validarlo.
§  Comentarlo con los más allegados que puedan haber recibido algo parecido, antes de retransmitirlo a gran cantidad de personas ya que puede tratarse de noticias falsas (“bulo”) para distorsionar la realidad.
§  Evitar en los chats al usuario (“trol”) que publica ofensas o mentiras para manipular emociones o voluntades.
§  Identificar medios que se utilizan para generar una matriz de opinión sesgada de acuerdo con determinados intereses.
·         Ya sea propio o retransmitido, si no se puede verificar la veracidad del texto, el emisor debe comentar que, aunque no se ha validado la fuente, cree conveniente investigar al respecto.
·         Seleccionar adecuadamente el medio para transmitir contenido.
o   El “chat” es un intercambio de mensajes cortos, una conversación entre dos o varias personas. Si el texto, por ejemplo, a través de WhatsApp, es muy extenso suele pasar desapercibido por falta de interés y/o de tiempo, rompiendo la comunicación.
·         Cuidar la privacidad de los que participan del flujo de mensajes.
o   Si se trata del reenvió de emails, eliminar los correos de los destinatarios anteriores ya que esto se presta al robo de direcciones electrónicas.
·         Utilizar lo mejor posible el idioma para evitar malentendidos y no dar mala impresión al interlocutor. Algunas reglas que se suelen ignorar son las siguientes:
o   Los signos de exclamación, en castellano, son dos “¡” para abrir y “!” para cerrar.
o   Los signos de interrogación, en castellano, son dos “¿” para abrir y “?” para cerrar.
o   Las oraciones deben comenzar con mayúscula, así como los nombres propios.
o   Se debe utilizar “Qué”, “Cómo”, “Cuál”, “Dónde”, “Quién” al expresar interrogaciones.
o   No omitir las “s” en palabras como “vamos”, “entonces” y muchas otras.
o   No omitir las “h” en palabras como “hueco”, “hielo” y muchas otras.
o   No omitir la tilde en palabras como “pájaros” o en el tiempo pasado de los verbos.
o   Usar las comas puede evitar confusiones. Por ejemplo, es distinto decir “No tengo hambre” a decir “No, tengo hambre”.
AL RECIBIR UN MENSAJE (EL OYENTE)
·         Aplicar la escucha activa implica, por ejemplo, responder todo lo que se pregunta o, al menos, notificar que se ha tomado en cuenta el texto completo. Es una falta de consideración dejar cabos sueltos en la comunicación, es como dejar al interlocutor con la palabra en la boca. Debemos, por cortesía, notificar al otro que hemos leído y considerado sus preguntas, aunque no se tengan las respuestas.
·         Respeto y tolerancia ante opiniones ajenas.
Tanto el hablante como el oyente deben generar un ambiente cordial para disfrutar un diálogo ameno y enriquecedor.
La calidad de nuestra comunicación merece un esfuerzo que cuesta poco, pero dice mucho.