Desde el 1 de diciembre ya era Navidad. Había abundancia de luz y color. Además de dinero en los bolsillos había muchas ganas de gastarlo y celebrar la vida porque sí.
Lo
principal era “compartir en familia” también festejar con amistades,
vecinos y mucho más.
Las
celebraciones que compartíamos tenían calor familiar donde reinaba el realce y
disfrute de los mejores sentimientos de unión, solidaridad, valores humanos que
alimentaban el alma.
Incluso
las familias de bajos recursos económicos vivía intensamente las fiestas
decembrinas que realmente comenzaban desde inicios de noviembre y hasta
mediados de enero. Comida abundante, brindis en todos los ámbitos sociales.
Estas son algunas tradiciones que disfrutábamos intensamente.
* “Montar” el pesebre (Belén o Nacimiento).
* Preparar la cena de Navidad y Año Nuevo.
Implicaba
una planificación previa al detalle. Hacer las hallacas y bollos en familia era
una fiesta en la que todos colaborábamos a gusto.
Era
típico la elaboración de muchos dulces y contornos para la cena. Entre esos platos especiales estaba:
dulce de lechosa, torta negra, pan de jamón, jamón planchado, pernil de
cochino, ensalada de gallina (que en realidad era de pollo), ponche crema y
otros.
* Los aguinaldos.
Solíamos
decir “¿Y mi aguinaldo?” para referirnos a un regalo que nos
correspondía a todos solo por el hecho de que era Navidad. En muchos
establecimientos se ponía una alcancía para recibir “el aguinaldo”. Como un
reconocimiento por los servicios prestados durante todo el año, un incentivo
para continuar adelante. Un gesto de cariño al prójimo.
Se
solían hacer serenatas o comparsas de aguinalderos que iban por las calles
incluso entraban en las viviendas cantando villancicos para enaltecer el motivo
principal de las fiestas: Nacimiento del Niño Dios.
Se
hacían misas de aguinaldos con villancicos tradicionales para cantar delante
del Nacimiento, especialmente en la noche del 24 de diciembre.
* Las parrandas y gaitas.
Se
formaban grupos de gaitas en las empresas, instituciones educativas,
comunidades. Donde estuviese alguien que se animara a ser el cantante y unos
cuantos con habilidades musicales era motivación suficiente para “organizar” un
conjunto de gaitas que ponía ambiente musical a todas las celebraciones
navideñas a lo largo de la temporada. Cuatro, furro, charrasca y maracas, más un
coro, generalmente desafinado, creaban armonía en el ambiente.
* Montar la Navidad.
Desde
muy pronto, para muchos desde el 15 de noviembre, se adornaban las casas con
arbolito y muchas luces. En todas las plazas de las zonas más pobladas se
vestían de fiesta para conmemorar la llegada de Jesús, el redentor.
Algunas
familias no retiraban los adornos sino hasta el 2 de febrero para conmemorar la
presentación del Niño Jesús en el Templo de Jerusalén.
* Kioscos (o Chiriguitos) con motivos navideños.
Se
habilitaban kioscos para la venta de petardos y todos los accesorios necesarios
para adornar las viviendas y locales comerciales en general. Las calles lucían
alegres, repletas de juguetes, gran variedad de regalos, música, muchas
sonrisas y esperanzas. En cada esquina había un bazar repleto de ilusiones por
alcanzar el siguiente año.
* Las patinatas en la calle.
Se
tomaban avenidas enteras para patinar con música, kioscos con comida, antes y
después del 24, para que los niños y jóvenes patinaran y utilizaran patinetas y
bicicletas.
* Cartas al Niño Jesús y a los Reyes Magos.
Con antelación, en los centros educativos, los niños hacían las cartas con sus peticiones al Niño Jesús y/o a San Nicolás para que los padres tuviesen tiempo de ir comprando los regalos.
* Encendido de la Cruz en el Ávila desde el 1 de diciembre.
* Brindis con cañonazo el 31 de diciembre.
Algunas
emisoras de radio emitían la cuenta atrás, las 12 campanadas y el sonido de un
cañón justo a las 12 de la noche.
No
solíamos decir “Año viejo” sino “Año Nuevo” con optimismo, siempre mirando
hacia el futuro y dejando el pasado atrás.
Además
de comer las 12 uvas, pidiendo mentalmente los deseos para año siguiente, se
solía salir por la cuadra a dar vueltas con las maletas para atraer viajes de
placer en un futuro cercano. Algunos consumían lentejas en representación de la
abundancia. Más generalizado, era el uso de ropa interior amarilla como símbolo
de la riqueza del oro.
* Brindis con cañonazo el 31 de diciembre.
Algunas
emisoras de radio emitían la cuenta atrás, las 12 campanadas y el sonido de un
cañón justo a las 12 de la noche.
No
solíamos decir “Año viejo” sino “Año Nuevo” con optimismo, siempre mirando
hacia el futuro y dejando el pasado atrás.
Además
de comer las 12 uvas, pidiendo mentalmente los deseos para año siguiente, se
solía salir por la cuadra a dar vueltas con las maletas para atraer viajes de
placer en un futuro cercano. Algunos consumían lentejas en representación de la
abundancia. Más generalizado, era el uso de ropa interior amarilla como símbolo
de la riqueza del oro.
* Estrenar ropa, carro (coche), muebles o casas.
Muchos
estrenaban ropa, los más afortunados compraban carro nuevo y/o muebles. La
mayoría pintaba sus casas. La idea era renovar.
Muchos
estrenaban ropa, los más afortunados compraban carro nuevo y/o muebles. La
mayoría pintaba sus casas. La idea era renovar.
* Recogida de juguetes para los niños pobres.
* La llegada de los Reyes Magos.
Era
motivo para seguir recibiendo regalos sobre todo los niños.
Ahora, pues…la mayoría
hace el esfuerzo de seguir adelante con mucha fe y una capacidad de resiliencia
enorme para no decaer.
Ahora,
simplemente nos valemos de la tecnología para mantener el contacto entre
familiares que estamos dispersos, pero con la esperanza siempre viva de un
futuro mejor.
Era
motivo para seguir recibiendo regalos sobre todo los niños.
Ahora, pues…la mayoría
hace el esfuerzo de seguir adelante con mucha fe y una capacidad de resiliencia
enorme para no decaer.
Ahora,
simplemente nos valemos de la tecnología para mantener el contacto entre
familiares que estamos dispersos, pero con la esperanza siempre viva de un
futuro mejor.